Perfil
Ayer por la tarde volví a leer «no, no y no» de Julio Cortázar. Tenía la taza de té recién hecho, (negro con canela), a mi derecha, encima de la mesita verde. Cuando terminé de leer aun me parecía ver cómo el pobre señor Silicoso rabiaba por no poder conseguir su ejército de hormigas. Pobre hombre, tan desesperado.
Parecía imposible, el té ya estaba casi frío, y sabía agua de lluvia. Eran las 5 de la tarde, muy tarde, es increíble lo rápido que se enfría el té cuando una lee sobre hormigas y corbatas amarillas. Ordené mi mesa para ponerme a dibujar, papel del que huele a limpio y lápiz nuevo.